No son pocas las veces en las que nos recreamos en todo aquello que pudo haber sido y no fue. Haber tomado decisiones distintas, como haber realizado unos estudios distintos o incluso habernos declarado a una persona diferente, podría haber encauzado nuestra vida por unos páramos que no alcanzamos a concebir. Pero, aun con todo, a pesar de que no podamos revertir de ninguna manera estas últimas situaciones, existen otras en las sí podemos actuar y forjar nuestros deseos desde cero.
Sin ser una remasterización al uso, sino una reimaginación de lo que podría haber llegado a ser un juego creado a finales de la década de los 80, The Eternal Castle [REMASTERED] nos propone una experiencia que toma como base títulos como Flashback o el primer Prince of Persia. Con todo lo bueno y lo malo que eso supone, Leonard Menchiari, Daniele Vicinanzo y Giulio Perrone nos invitan a adentrarnos en un mundo en el que la historia no es la atracción principal, pasándole el relevo a las mecánicas y, especialmente, a la ambientación.
Eres nuestra única esperanza
Ahora la humanidad vive lejos de la Tierra. No obstante, en aquellos lejanos territorios no existen recursos naturales, por lo que los humanos, tras diversos conflictos y estando a punto de la extinción, se ven obligados a volver a su planeta primigenio para reabastecerse. Bajo el pretexto de saber qué ha sido de una de nuestras unidades, controlaremos a uno de los dos personajes disponibles, Adán o Eva, o a ambos si decidimos jugar en modo cooperativo.
Tras estrellarse nuestra nave, único medio de transporte para volver a casa, no nos queda más remedio que recorrer una serie de escenarios con el fin de volverla a poner en funcionamiento. A partir de ese momento, y tras una suerte de primer nivel correspondiente a un breve y escueto tutorial, deberemos trasladarnos a un laboratorio abandonado, una peligrosa zona desierta en conflicto y un territorio que nos llevará a unos fanáticos antes de llegar a ese castillo eterno que nos propone el título.
Mientras avanzamos en busca de las piezas perdidas de la nave, a lo largo de las ubicaciones encontraremos diversos coleccionables y objetos que mejorarán nuestros atributos. Estos últimos facilitarán nuestro viaje, por lo que si nos quedamos atascados en un nivel, siempre existe la opción de volver a la nave para cambiar de localización, a causa de la independencia que caracteriza a cada escenario, sin un orden argumental correcto.
Un homenaje a tiempos antiguos
Emulando a los juegos de finales de la década de los 80 y principios de los 90, este The Eternal Castle [REMASTERED] replica algunos de sus rasgos más característicos. Por ejemplo, unos controles deliberadamente toscos que harán de los saltos y del combate unos enemigos más a batir. Especialmente el plataformeo conlleva una dosis extra de dificultad, por lo que agradeceremos que los puntos de control sean frecuentes. Del mismo modo, deberemos adaptar nuestra pelea al tipo de armas que utilicemos, ya sea de cuerpo a cuerpo o a distancia.
Pero si hay algo en lo que destaca el título que nos ocupa es su banda sonora y, sobre todo, su apartado gráfico. Haciendo uso de una paleta de colores CGA, algo típico de dispositivos de los 80, el juego se vale de pantallas en 2 bits, o lo que es lo mismo, 4 colores, para impresionarnos. Esta escasez de colores puede hacernos caer en la errónea idea de que la estética es simple o incluso confusa, pero nada más lejos de la realidad.
Esto es, el equipo desarrollador ha sido capaz de crear un juego de luces y sombras muy particular que, una vez nos acostumbremos a ello, nos deleitará la vista en cuantiosas ocasiones. Con cada píxel en su lugar, seremos testigos de cómo nuestra nave se abre paso entre la tierra al estrellarse o de cómo una cristalera se rompe en mil pedazos con todo lujo de detalles. A su vez, las animaciones están a la altura de las circunstancias y muestran gran nivel de minuciosidad, pese a que nuestro personaje sea poco más que una oscura silueta.
Una experiencia vital
Gracias a la mezcla de elementos que se dan cita en The Eternal Castle [REMASTERED], este nos proporciona una experiencia típica de otro tiempo, que nos hace rememorar aquellas partidas y las cuantiosas vida perdidas debido al reto que suponía dar un solo paso. No contento con ofrecernos únicamente el juego base, el estudio nos brinda contenido adicional y un modo con una única vida al acabar la primera partida.
Quizá el propósito de emprender esta aventura no sea nuestra motivación principal, puesto que un viaje interplanetario es casi sinónimo de una misión suicida. Sin embargo, el recorrido hasta llegar al final es lo que nos hace crecer, al mismo tiempo que admiramos la belleza del ambiente que nos rodea. Como la vida misma, The Eternal Castle [REMASTERED] es un desafío, un recorrido por unas tierras desconocidas a las que debemos adaptarnos para sobrevivir, únicamente confiando en nuestro buen hacer.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital en PlayStation 4 facilitada por Jesús Fabre.