Considero que contar cuentos es una parte importante de quienes somos. Al mismo tiempo, creo que las mejores historias son una delicada mezcla de oscuridad y luz, de intensidad y cariño, de reflexiones equilibradas y emociones sentidas. Nuestra aspiración es hacer obras que hagan pensar, que maravillen y que toquen el corazón, con sentimiento y significado. Contar historias que nos conmueven y esperar que hagan lo mismo con el público en todo el mundo.
El mejor arte nos habla a todos porque todos compartimos la misma humanidad, y en ningún momento se hace más evidente que en el arte de contar cuentos. Una buena historia puede ser un auténtico regalo: nos permite ver el mundo con otra mirada, y nos permite vivir la experiencia de otro como si fuese nuestra. Puede hacer que aceptemos nuevas ideas, nuevos modos de pensar, incluso darnos cuenta de la conexión que existe entre todos. Una buena historia puede dar pie a la empatía. Una buena historia puede hacer cambiar a alguien.
La belleza es pasajera. La magia es fugaz. El asombro se desvanece. Incluso la vida no está hecha para durar. Pero algo puede seguir, y son las historias. Mucho tiempo después del hecho en sí, la historia vive, prospera; su poder y su significado crecen. El duradero poder de las historias me recuerda que el arte trasciende el tiempo, el espacio y la cultura. Me recuerda que el arte puede unirnos en pensamientos, emociones y experiencias comunes, que habla de lo que nos hace ser quienes somos.
Mi mayor esperanza es que The Spirit of the Samurai sea ese tipo de historia. Una historia en la que asumimos el rol de Takeshi, un samurái japonés que debe proteger a su aldea del asalto de un oni que quiere conquistarla con su ejército de no muertos.
Historia y folclore japonés
The Spirit of the Samurai es una historia sobre contar historias. Sobre cómo las historias se mimetizan con la realidad, contaminándola, haciendo indistinguible la vida de la ficción. Porque incluso nuestras vidas acabarán convirtiéndose en historias. Haya de por medio demonios del inframundo y magias esotéricas, la rigurosidad con la que se intentan plasmar algunas batallas es digna de elogio, pero al no querer distraer demasiado al jugador, tiene que hacer malabares para contar lo mínimo en pequeñas cinemáticas que no corten el ritmo de la acción. Y definitivamente es algo torpe haciéndolo.
Lo bueno es que en ningún momento he tenido que entenderla para disfrutar, y deja el suficiente aroma como para que tengas ganas de descubrir más acerca de este periodo histórico. Uno que se contempla y se disfruta más desde la propia acción. Las increíbles animaciones de combate, el detalle de las armas y armaduras y el siniestro y bello paisaje que nos rodea, todo está inspirado en este marco histórico.
Puede que no importe tanto si disfrutas más o menos de la historia. Que te interese o que la obvies. Pero sí hay algo que me ha creado un profundo debate interno. Uno que siempre ha reñido la narrativa con la jugabilidad.
Un paso de gigante en términos de animación
Parece claro que la animación por stop-motion tiene una serie de limitaciones que le impide poder luchar de tú a tú en el apartado de realismo con otros títulos que están alcanzando tal grado de perfección que poco les queda para poder confundirse con una película en imagen real. Sin embargo, lo realmente importante no es ser real, sino establecer una serie de reglas y respetarlas para que el espectador se crea sin dudar lo que sucede en pantalla.
Ese es un aspecto cuidado al máximo en The Spirit of the Samurai, pero tampoco es óbice para que sus responsables se hayan propuesto ir todo lo allá posible con el stop-motion, parándose en ningún momento a pensar que había algo que era imposible de hacer. Para ello se optó, siempre que fuera posible, por construir ellos mismos tanto los personajes, a través de marionetas, como los propios escenarios.
La principal meta era ofrecer una visión estilizada del universo planteado y que al mismo tiempo fuera completamente verosímil. Más allá de la pura técnica, The Spirit of the Samurai es capaz de ofrecer bellos entornos con detalles y efectos muy llamativos para en algunos momentos pasar por habitáculos poco detallados. El objetivo más importante, sin embargo, está conseguido. Capta perfectamente los entornos tanto de un idílico Japón feudal como de uno fantasmagórico. Nuestra principal objeción es que se centra en escenarios oscuros en su mayoría, dejando pocas estampas gracias a la luz del sol. Incluso en los escenarios diurnos, la intensa nubosidad y neblina deja pocas veces lugar al esplendor de amaneceres y atardeceres.
Las tres posiciones del guerrero
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, The Spirit of the Samurai nos ofrece un combinado de elementos de varios juegos de éxito, utilizando como base los mencionados «Soulsborne» de FromSoftware, por lo que resulta casi inevitable hacer mención a estos títulos, aunque será algo a lo que intentaremos recurrir lo menos posible.
De este modo, tenemos una aventura de rol y acción en la que nos tocará explorar una serie de niveles desde el punto A hasta el B, donde nos aguarda una gran batalla contra un jefe final. Evidentemente, estas fases están repletas de bifurcaciones, atajos y secretos para quienes quieran investigar hasta el último de sus rincones, aunque el camino a seguir suele ser siempre más o menos evidente y lineal.
El diseño de estas pantallas (aquí no hay un mundo con todas sus regiones interconectadas, por lo que accederemos a ellas desde un mapa general) nos ha parecido algo irregular, ya que nos encontraremos con fases realmente buenas, bien estudiadas y con mecánicas únicas que aportan variedad, aunque otro gran número de ellas se sienten mucho menos inspiradas, contentándose con ofrecer un laberinto de pasillos con trampas y poco más.
Uno de sus puntos fuertes lo tenemos en el sistema de combate. Aunque usa un sistema de energía similar a lo visto en los Souls (es decir, cada movimiento que realicemos consumirá nuestro medidor de energía, el cual se recargará solo cuando no hagamos nada), resulta mucho más dinámico al ofrecer la posibilidad de dominar todas y cada una de las posturas de ataque, sus diferentes combos y saber cuándo es mejor sacar partido a una en vez de a otra nos puede ayudar a convertir un combate realmente difícil en un duelo más equilibrado a nuestro favor.
Como podréis suponer, si coordinamos bien nuestros movimientos podremos realizar grandes combinaciones de golpes a la vez que mantenemos la estamina necesaria para poder defendernos o esquivar en el caso de que sea necesario, algo que da mucho juego y nos permite ser más ofensivos. Además, el «baile» que se produce al tiempo que vamos midiendo y coordinando nuestras pulsaciones de botones es algo realmente satisfactorio de ver y ejecutar.
Una aventura emocionante
Al final, The Spirit of the Samurai es un juego que nos ha gustado mucho y que, a pesar de tomar prestados elementos de otros muchos títulos, ha sabido combinarlos adecuadamente para crear una experiencia muy satisfactoria y desafiante, pero con su propia personalidad y detalles únicos. Quizá le falte ese punto de brillantez que sí tiene otras sagas a las que toma como referencia, pero eso no quita que sepa ofrecernos una aventura tremendamente disfrutable y con una ambientación fascinante. Si os gusta el género y lo que propone, podéis estar seguros que la ópera prima de Digital Mind Games difícilmente os decepcionará.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por JF Games.