Una de las características más evidentes de casi todas las obras que forman parte de los Mitos de Cthulhu, es la sensación de que siempre hay precio a pagar por parte de los protagonistas. Porque a pesar de que consiguen sus objetivos, estos siempre hacen un descenso a la locura a medida que la cordura se va esfumando paulatinamente. En ocasiones, esta pérdida de cordura se ve reflejada con brotes maníacos o de terror que aparecen de forma explosiva ante un horror evidente.
Pero otras veces, el camino es más insidioso, pues la locura puede llegar de la comprensión del universo o por medio de un goteo constante, fruto de pequeñas experiencias.
Lo que está claro es que la obra de Howard Phillips Lovecraft constituye un clásico del horror cósmico, una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural, incorporando elementos de ciencia ficción como razas alienígenas, viajes en el tiempo o existencia de otras dimensiones. Una corriente que lógicamente ha sido fuente de inspiración para innumerables películas, cómics, juegos de rol y por supuesto videojuegos.
Recetas y ritos del legado de Lovecraft
A este respecto, Theatre of Sorrows quiere ser un viaje de terror cósmico lovecraftiano con una escritura, una gestión de recursos y una exploración muy atractivas. Un viaje en el que un oscuro culto religioso secuestra a nuestra hermana gemela con el fin de que cumplamos con sus extrañas demandas. Sin nada más que podamos hacer al respecto, la obra desarrollada por la gente de Cat-astrophe Games nos obliga a poner rumbo a la misteriosa isla de Esha, un lugar olvidado incluso por los propios dioses.
Mecánicamente hablando, esto significa que nos moveremos por el mapa de la isla, dividida a su vez en una serie de casillas como las que se pueden encontrar en cualquier juego de mesa al uso. Todo eso mientras recogemos recursos, fabricamos talismanes y nos dirigimos a lugares de lo más grotescos para completar los designios encomendados. Si bien, no se trata de un viaje totalmente lineal a través de una delgada línea narrativa, pues en Theatre of Sorrows podemos tomar decisiones en algunos puntos clave que afectan al desarrollo de la historia.
Por lo demás, parte del desarrollo de la aventura se ampara en la gestión, dado que aparte de recoger recursos para crear otros tantos objetos, también tendremos que gestionar algunas de las estadísticas de nuestro protagonista, desde el nivel de energía hasta la cordura. Después de todo, estas se van agotando a medida que viajamos por el mapa y cruzamos el punto de no retorno, ese que define el lugar a partir del cual es físicamente imposible volver hacia atrás.
Un descenso a la locura
A lo largo de la historia, ocurren eventos extraordinarios que alteran el curso de los acontecimientos de las personas. Son las famosas crisis que marcan una fecha lapidaria con efectos nocivos para siempre y que son prácticamente inevitables en ocasiones. Y aunque una vuelta de timón o giro filosófico al pensamiento, es decir, a nosotros mismos es a todas luces lo conveniente, no siempre es tan fácil como parece.
Theatre of Sorrows se olvida del susto instantáneo para entregarnos un desarrollo que prefiere adentrarse en el terror psicológico; un terror que, al igual que la locura de la que es víctima su protagonista, avanza de forma lenta. Pero al momento de alcanzar su clímax lo hace de manera brutal, sádica y tan retorcida como incómoda.
Y parte de esto se logra gracias a sus mecánicas y su redefinición como fracaso en el terreno roguelike, congeniando en una increíble mancuerna que transmite al jugador las inseguridades, la incomodidad y los horrores de Killian, que hace lo imposible por mantener su cordura en un lugar hecho para destrozar la mente más sana.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Ultimate Games.