La vida humana, como la vida de cada especie en general, está sometida a su propio ritmo en el curso del tiempo y nadie puede escapar a él. Empieza con el nacimiento y sigue con la infancia, adolescencia, juventud, madurez y al final, la vejez y la muerte.
Para entender el simbolismo, la metáfora que relaciona el sentido de la vida con el propio budismo tenemos que indagar en los mitos. Los mitos son historias empleadas por nuestros antepasados, metáforas para comprender el mundo que les rodeaba y enfrentarse a las dificultades de su tiempo. Los mitos nos hacen estar en comunión con lo que nos rodea, ser uno con la naturaleza. Los mitos se utilizaban a veces como ritos para introducir lo divino dentro de nosotros, tratar de ser uno con los dioses durante las diferentes etapas de nuestras vidas.
Los ritos introducen al hombre a las nuevas etapas que encontrará en su vida, como la madurez, la caza, el matrimonio, la muerte. Cuando estos rituales y símbolos dejan de interpretarse como metáforas y se predican al pie de la letra nacen las religiones. Cuando la ciencia da respuestas a los mitos, estos se olvidan o se convierten en cuentos, los rituales se abandonan y las personas deben valerse por sí mismas para dar respuestas a las nuevas etapas que sufren durante sus vidas.
Reflexiones sobre la relación del budismo y el taoísmo
No existe mito alguno que hable sobre una vida sin sufrimiento. Y la obra que protagoniza estas líneas, Threefold Recital, se ampara en esta máxima, ofreciéndonos un relato en el que somos algo más que meros espectadores de un viaje como metáfora de la vida.
Un relato en el que asumimos el papel de tres protagonistas únicos, cada uno con sus propias habilidades: Triratna, un lobo convertido en monje que es capaz de ver y cortar las líneas del karma, los hilos de causa y efecto que lo unen todo; Taiqing, un zorro convertido en sacerdote especializado en transmutar sustancias y otros hechizos taoístas; y Transia, una serpiente convertida en artista que tiene el don de entrar en los cuadros y alterar la apariencia de las personas.
La historia de cada protagonista se entrelaza con la de los demás, haciéndolas converger a medida que se desarrollan los acontecimientos. Pero, ante todo, Threefold Recital representa ese puente que enlaza el pasado con el presente con la ayuda de varias metáforas visuales y por medio de las mecánicas que atesoran cada uno de los personajes protagonistas. Sí, es una obra en la que el relato y el discurso narrativo se mezcla en un todo difuso, como parte de un metalenguaje. Por lo tanto, a veces es un poco confuso deducir de la heterogeneidad de estos elementos todo lo que pretende transmitir.
Dicho de otra manera, el trabajo de Everscape Games está totalmente influenciado por la filosofía budista y taoísta. Pequeños retazos que se pueden entrever en cada uno de sus escenarios y, sobre todo, en esas mecánicas que van desde la capacidad de viajar entre dimensiones hasta viajar a través de pinturas. Asimismo, se especifica claramente que el relato sucede en Asia, aunque transcurra en la imaginaria región de Bluescales. Por otra parte, se nombra directamente al budismo y las implicaciones de la historia están intrínsecamente relacionadas con dicha doctrina.
Magia y tecnología moderna en el mismo escenario
El arte, en su máxima expresión, manifiesta nuestra capacidad para aceptar la ambigüedad, mientras que el entretenimiento es todo lo contrario, dado que su objetivo es asegurar que hay certeza en este mundo a través de una serie de valores. El concepto de los videojuegos como una forma de arte es un tema que siempre ha sido un punto de controversia para la industria del entretenimiento.
Threefold Recital es tan pretencioso como humilde y eso descoloca. Su pose inicial es altanera y arrogante y exige del “jugador” una predisposición hacia su propuesta, que desde luego no es habitual. Si superamos ese primer escollo nos encontramos con su parte más amable, aquella en la que deposita la confianza en el usuario para rellenar las piezas que faltan. Al construir nosotros mismos esas piezas, consigue que la inmersión y la empatía del jugador aumenten hasta conseguir que sigas pensando en él varios días después de terminarlo.
Threefold Recital apuesta alto y gana, aunque para ello tenga que dejar fuera a buena parte de la comunidad jugona. Y es que, digámoslo ya, este título no es para todo el mundo. No se trata de que seas más listo, simplemente se trata en que aceptes entrar en su juego o no. Otras propuestas permiten disfrutar al jugador sin la necesidad de bucear en su trasfondo, aunque la experiencia sólo resultase completamente satisfactoria si este decidía hacerlo. Aquí no. El juego que nos ocupa es lo suficientemente humilde como para tenderte la mano, pero si no la aceptas no volverá a saludarte.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Steam facilitada por JF Games PR.