A veces, solo hace falta hacerse una pregunta para que todo cuadre: ¿cómo hacer lo más intenso posible un juego de acción en primera persona? Bajo esta premisa, todo vale. Si hay que poner barandillas para balancearse como un mono, se hace. Si hay que saltar, trepar, deslizarse por el suelo, correr y mucho más, pues se crea. Si hay que colocar un infierno de balas como género, adelante y no te cortes.
Nada extraña en Trepang2, un FPS sangriento y cargado de acción situación en un futuro lejano, porque todo aporta a ese nivel de intensidad. Pocos juegos me han logrado mantener en tal estado de concentración, haciendo malabares entre daño, curación y munición en estos últimos años.
Cuando automatizas Trepang2, tus acciones se ejecutan sin pensar. Todo se convierte en un festival de la destrucción en el que la carne y la sangre sirven como fuegos artificiales, mostrándonos el lado más visceral y explícito de una desarrolladora que ha dominado la acción en primera persona como pocas y que aprovecha para sacar músculo técnico, visual y artístico con escenarios y modelos brutales.
El hijo bastardo de F.E.A.R.
Sí, Trepang2 es uno de esos juegos en los que te vas haciendo mejor a medida que vas interiorizando todas las opciones del combate. Al terminar la campaña, mi forma de jugar no tenía nada que ver con cómo empezó la refriega. Me recuerda a esa sensación que dan juegos como Devil May Cry V, en la que una segunda partida no se hace exclusivamente por seguir disfrutando, sino porque es una vuelta muy distinta, al tener todas las armas desbloqueadas y haber dominado una serie de movimientos.
No menciono la obra de Dante a la ligera. Trepang2 me recuerda a un hack and slash, solo que aquí sustituimos la excelencia y la búsqueda de un combate con estilo por la pura supervivencia extrema.
Una supervivencia que también recuerda a lo visto en juegos como F.E.A.R, sobre todo en su afán por ofrecer la acción más divertida y los sustos más terroríficos en uno de los grandes First Person Shooter de 2005.
El infierno en la tierra
En la obra desarrollada por la gente de Trepang Studios, gestionar tus recursos es indispensable. No sé cuántas veces habré estado al borde de la muerte, a un toque de morir, y remontar la jugada. También he estado en el lado contrario, repleto de salud y armadura, jugando de forma demasiado relajada y confiándome. Los combates son un baile de movilidad. El propio estudio llama a esta forma de jugar como Gun fu. Hay algo único en este estilo de juego que ha sido potenciado hasta límites insospechados.
Puede que no sepas explicarlo, pero conoces, instintivamente, cómo y cuándo es mejor enfrentarse a cada tipo de enemigo. Sabes compensar, en fracciones de segundo, si merece la pena cambiar de arma o hacer frente a otra amenaza.
Al final, se puede definir Trepang2, en una palabra: intensidad. Esos momentos dulces que consiguen algunas obras en las que no solo las mecánicas son divertidas, sino que funcionan como un engranaje para una causa mayor. En este caso, mantener su vertiginoso ritmo y ayudar al jugador a utilizar el equipo al completo sin caer en conformismos. Tanto es así que, tras terminar la campaña, la primera pregunta que te viene a la cabeza es: ¿y si vuelvo a empezar con la cantidad de cosas que he aprendido ahora? Ahí es donde todo cobra sentido y te das cuenta de que, efectivamente, Trepang2 es eterno.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Team17.