Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado respuestas en el cosmos, y una de las formas más populares de explorar nuestro destino y personalidad es a través de los signos zodiacales. Mediante ellos, podemos tener una visión única de quiénes somos y cómo interactuamos con el mundo que nos rodea.
Son una representación simbólica de las constelaciones que se encuentran en la trayectoria del sol a lo largo del año. Hay 12 signos en total, cada uno asociado con un período específico del año y con sus propias características y rasgos distintivos, que se cree que influyen en la personalidad y el destino de las personas nacidas bajo ese signo.
Estas representaciones se determinan por la posición de los planetas en el momento de nuestro nacimiento, por ello, para conocer cuál es el nuestro, debemos identificarlo con nuestra fecha de nacimiento. Como podemos observar, los signos zodiacales ofrecen una forma fascinante de explorar nuestra personalidad y destino; sus aplicaciones son muy diversas y su estudio sigue fascinando a miles de personas en todo el mundo.
Quizá sea por eso por lo que la gente de Moonana Games se ha aventurado en realizar Virgo Versus The Zodiac, un JRPG de ciencia ficción/fantasía en el que jugamos como Virgo, la Santa Reina (a menudo llamada Reina Terrible por los herejes). Una propuesta en la que guiamos a Virgo mientras esta se embarca en una búsqueda cósmica retorcida e implacable para traer de vuelta la Edad de Oro, un período de paz, simetría y equilibrio, aunque no es oro todo lo que reluce.
Porque a pesar de que el humor absurdo está presente a lo largo de la aventura, Virgo Versus The Zodiac, distribuido en formato físico por Tesura Games y publicado por Serenity Forge, también ahonda de forma sumamente crítica en las faltas del ser humano, en esos defectos características defectuosas del ser que, sin embargo, no poseen propiamente una carga o significado moral. Defectos que, más bien, afectan la calidad y el valor del ser, y que constituyen un aspecto inherente a la libertad natural que tienen. Por ejemplo, esto es algo que el mismo Dante reconoce en su poema, Los Círculos del infierno, como el principal atributo que forma sus existencias.
No hay mejor defensa que un buen ataque
Por otra parte, el combate demuestra una vez más que los turnos siguen siendo un sistema perfectamente válido en el videojuego moderno, eso sí, quítate de la cabeza la idea de participar en batallas estáticas, casi sin ritmo, porque en Virgo Versus The Zodiac ocurre justo lo contrario. Cuando atacas tienes que pulsar los botones en el momento oportuno para provocar el máximo daño. Y ocurre lo mismo cuando te defiendes, con el añadido de que hay una auténtica barbaridad de enemigos con movimientos tan dispares entre sí que nunca desaparece la sensación de peligro.
Dicho de otra manera. Es peculiar la forma en la que se despliega el combate. Rompe con todo lo que hay ahí fuera dentro del juego. Se tiene en cuenta el ritmo de la acción para que nuestra reacción tenga una respuesta diferente dependiendo de nuestra habilidad. Hay veces que si clavamos el tempo podemos contraatacar; otras, en cambio, simplemente debemos esquivar en el momento oportuno. Las posibilidades son amplias y el repertorio del enemigo todavía lo es más.
Con todo esto, Virgo Versus The Zodiac se convierte en un RPG muy divertido de jugar al que, eso sí, le habría pedido algo más de gracia a la hora de dar importancia al equipo de los héroes. Existen ciertos elementos de personalización que aportan matices a la acción, como provocar más daño, aumentar tu salud o la velocidad a la que ganas experiencia, pero es bastante básico y la oferta de armas es algo limitada. Suben el daño o la defensa, pero poco más salvo casos puntuales.
Realmente, es muy difícil encontrar problemas en el videojuego, y es tremendamente sencillo destacar sus virtudes, que son muchísimas. Es un título que se nota estar hecho con dedicación y cariño, y en que se aprecia también las ganas de sorprender.
Vive como héroe o muere como villano
Al final del todo, Virgo Versus The Zodiac nos permite enfrentarnos a las consecuencias de nuestros actos en un mundo en el que nadie olvida lo que hemos hecho, para que así podamos reflexionar sobre las consecuencias de cada pequeña acción y la existencia de vías pacíficas. Su propuesta lo convierte en una pequeña joya que aúna una gran escritura con un uso sublime de las opciones que ofrece el medio, demostrando que las mecánicas son un elemento clave a la hora de crear una narrativa divertida que nos implique emocionalmente.
Gracias a esto, nos recuerda que la amabilidad puede triunfar a pesar de todo, especialmente si va acompañada de una voluntad férrea. A pesar de todo, esto no quiere decir que debamos rechazar los juegos con antihéroes como protagonistas, ya que nos permiten salirnos del status quo durante unos instantes. Es importante aclarar también que no jugar como héroes no implica ser mala persona o apoyar las acciones del personaje que manejamos. La opción de actuar como villanos nos permite ser indulgentes con nuestras capacidades destructivas, pero sin sentir culpabilidad, ya que nuestros actos sólo son relevantes en un entorno ficticio y digital.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PlayStation facilitada por Tesura Games.