El western es, probablemente, el género cinematográfico por excelencia, hasta el punto que, en ocasiones, tenemos la sensación de que los hermanos Lumière inventaron el cine para que John Ford y Howard Hawks filmaran a John Wayne montando a caballo, con su perfil recortado sobre el horizonte de Monument Valley mientras el sol se pone en el horizonte.
Y el western implica, por su propia naturaleza, movimiento, viaje y conquista. En este caso, los personajes siempre viajan al Oeste, a la conquista de tierras de promisión y riquezas sin fin. Sean tierras, sea oro; los personajes del western están en permanente movimiento y, de hecho, cuando se asientan en un rancho, en un pueblo, se entiende como una especie de rendición provocada por el envejecimiento del héroe.
Un western precisa de un pistolero y un caballo. Y del polvo del camino. Por eso, han sido decenas las películas en que el movimiento sería coprotagonista inherente de la historia, y que han servido de inspiración para juegos como Weird West, una reimaginación del salvaje oeste en forma de fantasía oscura donde pistoleros y defensores de la ley comparten la frontera con criaturas fantásticas, cada uno siguiendo sus propias reglas y con sus propias motivaciones.
Una reimaginación en la que deberemos encarnar a cinco personajes diferentes para seguir sus respectivas historias y que hace gala de un hilo conductor que se encarga de entrelazar las unas con las otras. La gente de WolfEye Studios confecciona un collage muy refrescante, protagonizado por personajes definidos, muy pintorescos y variopintos. Además, logra crear una identidad coherente para el entorno en el que se desarrolla la historia, tanto en lo que se cuenta como en lo que no.
Una experiencia a tu medida
Weird West puede jugarse de diferentes formas. Puede ser un juego de sigilo letal en el que todos los enemigos sucumban al filo de nuestra sombras o mueran entre estertores con un cóctel molotov. Puede ser un juego de asalto no letal en el que vayas por la ruta más directa noqueando a todos los enemigos. Y por supuesto, puede ser una mezcla de todo eso para que llueva a gusto de cualquier tipo de jugador. Casi cualquier acción que se nos pueda ocurrir tiene cabida aquí.
Precisamente por eso cuando llega a nuestras manos un juego como el que nos ocupa o la saga Dishonored, y además lo hacen sin levantar polvaredas o prometernos la Luna, la sorpresa y admiración despertada suele ser mayúscula. No es una aventura que te venda la libertad, pero es el juego que mejor la entiende. Dicho de otra manera, Weird West entiende el concepto de libertad como ningún otro porque nos da todas las opciones para perseguirlas y, sin embargo, también nos sentimos atados a una conciencia moral que juega con nuestros sentimientos y objetivos constantemente.
Porque permite que enfoquemos un pasaje con las ideas muy claras y que, en algún momento, la improvisación provocada por lo que ocurre pueda desmontarlo todo por completo. Y encima, consigue que disfrutemos con ello.
La toma de decisiones y las narrativas
El estilo de juego, las decisiones que se tomen –o dejen de tomar-, la interacción con personajes y la forma en que se explotan las habilidades; todo, absolutamente todo tiene una consecuencia en la trama de Weird West. Un título cuya profundidad amenaza con robar el poco tiempo libre que nos sobra, puesto que supera el hermetismo narrativo del videojuego convencional al dar un paso adelante con respecto a los procesos narrativos de otras propuestas, favoreciendo lo que consideramos específico: provocar una experiencia de juego.
De la misma manera, el diseño narrativo tiende a exceder las convenciones tradicionales de representación y añade una integración entre el diseño del juego y el contenido narrativo. Esto es, considerando de manera indispensable y prioritaria las decisiones tomadas por los jugadores en el entorno propuesto por las mecánicas de juego. En este punto, las acciones propuestas son esenciales, pues determinan cada experiencia hecha a medida.
Una oscura reimaginación del salvaje oeste
Para transmitir su visión del Lejano Oeste, donde el mito se confunde en ocasiones con lo que podríamos definir como un realismo involuntario, en el sentido de que no pretende narrar argumentos realistas en ningún momento, Weird West plantea al jugador una narración dentro de otra, estructuras complejas que le llevan de un grado narrativo a otro.
Nos entrega caminos laberínticos con varias salidas a los lados en las que perdernos o encontrar escapatorias que resultan engañosas desde su propuesta emergente. La mezcla final de elección de personajes, exploración, jugabilidad emergente, misiones, localizaciones y demás hacen de Weird West un juego con varias capas de profundidad que es fácil que atraiga a varios tipos de público.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Devolver Cosmocover.