Welcome to Empyreum

El mundo laboral. Adentrarse en él resulta una odisea que uno debe afrontar con infinita fortaleza. Búsquedas incesantes, esfuerzos en vano y llamadas que no llegan son solo algunos de los obstáculos que vamos teniendo que sortear con la sola ayuda de nuestra capacidad de resiliencia, esa que nos hace salir del paso con cierto grado de estabilidad mental. Con la sensación de encadenar fracaso tras fracaso, un día se obra el milagro que tanto ansiamos y​ firmamos un contrato que, solo en ocasiones, procura nuestro bienestar.

En otras, simplemente es un sinónimo de infierno laboral. Condiciones nefastas, exigencias muy por encima de las propias posibilidades y un estrés creciente determinan un desempeño que no hacen sino consumir la energía hasta límites insospechados. Pero la necesidad es la necesidad, y eso lo sabe muy bien el empresario.

Como también lo refleja Tapioca Games en su reciente título. En un afán por reflejar la dureza de algunos empleos, Welcome to Empyreum nos pone en la piel de alguien recién llegado al hotel Empyreum para trabajar como auxiliar de limpieza como si no existiera un mañana​.

Así limpiaba, así, así​​

Con la premisa de dejarlo todo como los chorros del oro, y tras una cinemática inicial​ que nos brinda el contexto necesario, nos convertimos rápidamente en el personal de limpieza de un hotel. Sin mucha más dilación, nos dirigimos al ascensor, a modo de centro de mando, para llegar a la planta donde se requiere nuestra intervención.

Así, Welcome to Empyreum se distribuye por niveles en los que hay hasta tres salas distintas y sucesivas que hay que adecentar. Y por si fuera poco, para conferir cierto realismo al asunto, contamos con un tiempo limitado para limpiar cada sala, por lo que debemos elegir si cumplir todos los objetivos presentes y arriesgarnos a no poder organizar la última o si queremos dejar a toda la clientela satisfecha a pesar de que dejemos pequeñas tareas por el camino. De todo ello dependerá la puntuación obtenida en el nivel, en forma de llave de bronce, de plata o de oro.

Con este modus operandi como principal mecánica​​, llevaremos nuestro material a lo largo y ancho de ocho escenarios con ambientaciones distintas –desde las suites de parejas o el templo, hasta el balneario o el castillo tenebroso– y tres niveles por cada uno en forma de plantas del hotel. En total, Welcome to Empyreum suma un total de más de 20 niveles a disfrutar​ y con los que aprender nuevos métodos de limpieza y orden. 

Unos niveles que cuentan con una dificultad creciente a lo largo de sus localizaciones. A lo que empieza con una simple fregona se van añadiendo tareas específicas​​ con herramientas más sofisticadas. Pero, además, también encontramos habitaciones más grandes, con más obstáculos y, sobre todo, con más recovecos, algo que hace complicado circular libremente y nos obliga a pensar una estrategia para optimizar cada paso que damos.

Aprende el oficio como puedas

Si empezábamos este análisis hablando de las condiciones laborales, es porque Welcome to Empyreum pone el foco en ellas a través de su vertiente más preocupante y más actual que nunca. Esto es, por una parte, se refleja la excesiva dedicación al trabajo, ya no solo por nuestra labor sin descanso como auxiliares de limpieza, sino por el rol del recepcionista como una especie de gerente y hombre para todo en un hotel de proporciones titánicas como el Empyreum.

Y por otra parte, se pone en entredicho la rapidez con la que se empieza a trabajar tras la firma de un dudoso contrato. Porque Welcome to Empyreum cuenta con un grupo principal de cuatro personajes que llegan al Empyreum por primera vez para convertirse en sus empleados, que echan su firmita en un documento que les acaban de ofrecer y que se ponen manos a la obra sin apenas demora. Y para más inri,​ son informados de sus tareas y de los protocolos a seguir en el mismo ascenso hacia la planta a limpiar. El curro ideal, vaya.

Además, tanto en sus conversaciones con el recepcionista –y principal vínculo con el personal del hotel– como en las palabras que intercambian entre los novatos, se vislumbran unas motivaciones genuinas que no solo se ven opacadas, sino olvidadas desde el mismo instante en que ponen un pie en el hotel. Como contraparte, sin embargo, los huéspedes, aparte de ser unos seres la mar de variopintos y con un diseño alejado de lo puramente humano, resultan ser mucho más terrenales en sus exigencias.

Finalmente, Welcome to Empyreum también cuenta con un modo cooperativo en el que perseguir la higiene máxima en compañía de hasta cuatro personas. Con un potencial mayor que en solitario, entra en juego la repartición de tareas y la comunicación, puesto que en la práctica totalidad de los niveles dependeremos del control de varios personajes para superarlo. Queda lejos así la vertiente competitiva que tantos adeptos tiene, en pos de una experiencia donde no queda más remedio que jugar codo con codo​.

Del dicho al limpio hay un trecho

Tras pasar unas cuantas noches en vela en el Empyreum, si hay algo que queda claro es que trabajar pensando única y exclusivamente en el bienestar del resto es abocarse al fracaso. Cierto es que en algunos entornos laborales resulta casi irremediable, pero nunca hay que perder de vista el propio bienestar. La falta de energía provocará una disminución en la productividad, pero, sobre todo, una condición que rozará la necesidad de intervención sanitaria, ya sea física o psicológica. Y esa presión la sabe transmitir notablemente Welcome to Empyreum.

De esta manera, Welcome to Empyreum nos pregunta dónde está la línea entre el esfuerzo y el sacrificio, entre lo que hay que acatar y lo que hay que rebatir, y destaca que ante la adversidad, está bien hacer piña con un grupo de desconocidos que están en la misma situación. A partir de ello, deja en nuestras manos la gestión tanto del entorno como de nuestro interior en un divertido y depurado videojuego.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Tapioca Games.

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