Windjammers 2

Cuando el sol empieza a iluminar las playas, afloran escenas convencionales. Entre sombrillas y elaborados castillos de arena, resulta habitual ver a los bañistas lanzar un frisbee. Se alza como una de las clásicas distracciones al abrigo de la brisa marina. Pero es mucho más que un mero entretenimiento de verano. Es una disciplina que se encuentra en pleno auge y que se ha hecho hueco en juegos como Windjammers, una propuesta flexible y práctica, que se adapta perfectamente a todos los esquemas y formas, a todos los perfiles físicos, a todos los entornos.

En otras palabras, la obra desarrollada por la gente de Data East allá por la década de los 90 fue todo un reclamo lleno de poderes y colores dentro de una veraniega cancha de juego. Y aunque uno podría pensar que lanzar un frisbee es una experiencia tranquila en la playa, en el juego que nos ocupa podía ser todo un reto si no sabías cómo hacerlo. Tanto es así que cada uno de los contendientes ofrecían una experiencia tan divertida como desafiante. Una variante competitiva de agallas en la que atrapar el disco es un desafío de por sí.

Un deporte de competición

Casi 30 años después de los hechos acaecidos en el título de marras, el esfuerzo ha dado paso a una vida más rica en experiencias inmediatas. Lo vivencial, el culto al cuerpo, el interés por la buena forma, son los valores que bañan el estilo de vida actual. El concepto de deporte se amplía. El deporte competitivo consiste fundamentalmente en el éxito, la victoria, el récord, que exige mucho sacrificio y sufrimiento, da paso al deporte entendido como disfrute del cuerpo, que sirve para satisfacer una necesidad psicológica concreta. Se persigue la sensación de bienestar, de sentirse a gusto en la propia piel.

Los nuevos deportes están ahí, en pleno centro a pie de calle, ofreciendo multitud de posibilidades creativas, educativas, de ejercicios y diversión.

Sin embargo, hay cosas que nunca cambian, que siempre serán iguales. Y si no, que se lo digan a Dotemu con una de las secuelas más inesperadas e imposibles que se han llevado a cabo en los últimos años: Windjammers 2. Todo un ejercicio de reflejos y sinceridad que vuelve a poner de manifiesto el precio de querer ser el mejor en pista. Dicho de la misma manera, la competitividad forma parte del juego que protagoniza estas líneas, dado que el éxito es sinónimo de ganar, y marcar más que el rival.

A este respecto, por medio de un rayo de sol veraniego en pleno mes de enero que nos permite vivir el mismo frenesí y la tensión del título original publicado en máquinas recreativas.

Lanza tu frisbee con estilo

Sí, Dotemu ha sido especialmente conservadora con este Windjammers 2. No obstante, lo cortés no quita lo valiente, ya que este enfoque tipo arcade consistente en lanzar un disco contra la portería contraria para anotar un punto sigue siendo un concepto tan simple como divertido. Si bien, aun cuando es una mecánica fácil de entender, esta resulta más compleja cuando la analizamos con profundidad, sobre todo si lo hacemos desde varias perspectivas.

Desde este punto, empezando por los patrones básicos requeridos por la motricidad específica y especializada de  este deporte, y terminando por la necesidad de moverse en un espacio marginal con sentido del tiempo de las acciones y situaciones.

Eso y sabiendo leer e interpretar las comunicaciones motrices emitidas por el resto de deportistas contra los que nos enfrentamos, porque estos no nos van a poner las cosas fáciles. Es por eso que Windjammers 2 resulta tan difícil de dominar, pese a lo sencillo que resulta su planteamiento.

Un frisbee más allá de la nostalgia

Por lo demás, la secuela de este célebre juego deportivo de Neo Geo ofrece a los fanáticos exactamente lo que quieren. Un refrescante divertimento y una adaptación repleta de toda la imaginería y elementos visuales de otras obras del mismo estudio, cada uno con su propia personalidad de estilo veraniego. Todo esto envuelve a Windjammers 2 en una atmósfera visual única y refrescante. Una atmósfera que nos muestra a través de sus pinceladas una hermosa sensación de nostalgia que sabe mantenerse intacta tras haber realizado un largo viaje de casi 30 años.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Xbox One facilitada por Cosmocover.

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