World for Two

El ser humano siempre ha luchado por sobreponerse a la extinción de su especie. Por mucho que nuestra vida sea finita, no estamos dispuestos a que nuestra civilización desaparezca. Incluso en aspectos más imaginativos, existen dinámicas grupales que nos ponen en la tesitura sobre a quién salvaríamos en caso de una catástrofe extrema. Buscar las características idóneas e intentar replicarlas es lo que buscamos en situaciones límite.

Volvernos unos expertos científicos en la creación de formas de vida es lo que nos propone World for Two. En este título, Seventh Rank nos pone en los circuitos de un androide recién creado por, muy probablemente, el único humano en la Tierra. En un intento a la desesperada, seremos un compañero ideal gracias a nuestra capacidad para salir a la superficie y recabar la materia necesaria para llevar a cabo una repoblación de seres vivos.

De lo inerte a lo vital

Sin demasiada idea de lo que supone la vida ni el instinto de supervivencia, nuestro propósito no va mucho más allá de llevar a cabo las acciones que nos comunique la persona que nos ha activado. Controlar la maquinaria en pos de crear genes artificiales, como el de insecto, mamífero o carnívoro, que combinar con formas de vida que van desde amebas hasta elefantes o unicornios se convertirá en nuestra tarea principal. Constituyendo la primera miga de pan del camino, el ensayo y error, además de una cierta lógica, protagonizará los primeros compases del juego.

Sin embargo, deberemos hacer ciertos cálculos si no queremos sacrificar especímenes en vano. Esto es, cada forma de vida nos proporcionará hasta tres extracciones de ADN, tras lo cual perecerá y desaparecerá. A partir de esto, se abren dos opciones: agotar los recursos de todas las criaturas o mantenerlas vivas mientras seguimos creando más. Y aun así, ambas alternativas pueden coexistir, pues el ciclo vital y la muerte es algo que aprenderá nuestro protagonista a medida que vea morir a más seres.

Abarcando aspectos como la voluntad por seguir adelante y cumplir nuestro propósito en la vida, el sacrificio y la evolución de las especies, World for Two nos enseña que de lo más bajo se puede llegar a lo más alto y que toda forma de vida, por imperceptible que parezca, tiene su función en el ecosistema.

Un viaje a través de la evolución

Antes de llegar a las especies más avanzadas, deberemos ir desbloqueando los distintos escenarios de los que se compone el juego, a los que tendremos acceso a medida que descubramos más criaturas. A partir de estos, podremos recolectar más tipos de materia, un bien necesario para obtener los genes artificiales y, a su vez, un objeto que nos facilitará la tarea a la hora de combinar genes. Es a partir de ese momento cuando completar este particular bestiario se vuelve más asequible gracias, también, a la existencia de un tipo de rama de especies.

Aun con todo, y a pesar de contar con una opción que nos transporta automáticamente al punto que queramos tras haberlo visitado por primera vez, el grueso del World for Two consiste en visitar las hábitats de forma regular para recoger materia y genes, que trasladaremos al laboratorio para crear nuevos seres y volver a empezar el ciclo de recolección. En este sentido, el título que nos ocupa es similar a un simulador de granjas, con todo lo que eso supone.

Y todo este mundo está representado mediante un pixel art muy llamativo, con grandes contrastes entre los diversos momentos del día y con unas detalladas criaturas muy diferentes entre sí que transmiten la esperanza de poder repoblar lo que un día rebosaba vida por los cuatro costados. Una esperanza que se transmite muy bien gracias a la banda sonora que funciona como un complemento a la altura de nuestra misión.

La esencia de la humanidad

Tras todo el procedimiento de jugar a ser Dios, también se intuye cierta influencia de la religión y, especialmente, los mitos en la naturaleza del ser humano. Pues no debemos olvidar que nuestras creencias, sean del tipo que sean, forman también parte de nosotros. Este hecho cobra relevancia si tenemos en cuenta que la muerte se entiende, e incluso se celebra, de maneras distintas a lo largo y ancho del globo.

Con esta fábula sobre la vida y la muerte, Seventh Rank nos demuestra que podemos renacer de nuestras cenizas y que no debemos rendirnos siempre que exista una ínfima posibilidad de éxito. De esta manera, World for Two nos convierte en la cuna de la futura civilización, una en la que la humanidad y la naturaleza conviven en armonía y que puede enseñar sobre la muerte incluso a quienes no tienen corazón.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PQube.

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