Lovecraft creó todo un universo de terror, tan representativo que al decir «Terror Cósmico» piensas en tentáculos y seres tan abominables y grandiosos que definirlos no es fácil. Todos tenemos un amigo que pronuncia «Cthulhu» de manera diferente a como nosotros lo hacemos (y si no lo tienes, eres tú); un claro ejemplo de que lo que se esconde en la oscuridad es inefable.
Pero lo que sí podemos hacer es jugar con ello, jugar en ese imaginario terrorífico y sentir el horror a través de las descripciones. Gracias a obras como Eresys, podemos desarrollar humildemente el universo de Lovecraft y transportar esos horrores a lugares más allá de Arkham y tiempos más modernos a nuestros días. Dar vida a cómo serían los cultos oscuros en los tiempos que corren o cómo influirían los monstruos lovecraftianos en tiempos de guerra por medio de una propuesta en primera persona en la que podemos compartir un mismo escenario con hasta 3 amigos con el fin de enfrentarnos a peligrosas entidades.
Gracias a una IA dinámica y enemigos únicos, la obra desarrollada por la gente Ares Dragonis de trata de ofrecernos una experiencia de juego escalofriante ¿Jugamos?
El miedo a lo desconocido
La base del terror en muchos videojuegos se basa en el miedo a lo desconocido. De hecho, casi cualquier narración, sea del género que sea, se sustenta en ir lanzando una serie de preguntas al jugador que se irán resolviendo poco a poco. Además de esto, el terror tiende a enmascarar algún matiz horrible de la naturaleza humana en su narración (violencia, deseo, ambición, etc.) con la intención de incomodarnos. Sin embargo, el horror cósmico se aleja totalmente de lo humano y nos lleva a terrenos más primitivos, ¡o primigenios!
Casi todas las obras de horror cósmico se muestran desde el punto de vista de individuos normales y corrientes. Mundanos, incluso. Nada de campeones heroicos o soldados musculosos. Esto sirve tanto para darle a cualquier videojuego que se precie una capa de realismo, aumentar la empatía (aunque esta característica es prescindible) y, sobre todo, para que el jugador se proyecte en los personajes como si se trataran de una especie de cáscara vacía.
En Eresys, el horror cósmico no es simplemente el miedo a un bicharraco tentacular devorador de almas (que también, ojo), sino que está relacionado con la desolación que nace al entender que el universo es inabarcable, vacío y lleno de horrores desconocidos. Luego claro que tenemos alienígenas, tentáculos, sectarios, maldiciones, detectives y toda esa mandanga, lo cual le da mucho sabor a la propuesta que protagoniza estas líneas.
Una propuesta en la que la desarrolladora de marras se centra en potenciar un clima claustrofóbico a medida que ilustra cómo la salud mental de nuestro avatar se deteriora hasta límites enfermizos mientras tratamos de trabajar con el resto de nuestros compañeros devolviendo a las entidades cósmicas a su lugar de origen y sellando varios portales para evitar más destrucción.
Horror cósmico: el ascenso del mal
Hay una voluntad mística, de incluir elementos de superstición, de fantástico heredero de Hogdson y de Lovecraft, colisionando de esta forma con el aspecto realista, de tal manera, que hay una separación tan clara de lo que es delirio y lo que es real que en ningún momento deja la posibilidad de que la imaginación del jugador deje la puerta abierta a la mano de lo enigmático o sobrenatural que invoca tenga influencia sobre los hechos de este Eresys.
No es de extrañar que muchos de los maestros del terror hayan tratado de sacar partido de esta faceta terrorífica y estéticamente atrayente acerca del horror cósmico, como es el caso de Eresys, una obra que brilla entre el atractivo de lo desconocido con una luz hipnotizante que induce tanto a la atracción como al escalofrío, aquello que, como el propio mal, es capaz de despertar tanto el sentimiento de lo bello y lo fascinante como los más arcanos miedos de la mente humana.
Estas impresiones han sido realizadas gracias a una clave digital de PC facilitada por PressEngine.