¿Alguna vez habéis decidido comenzar algo y no saber cómo? ¿Cuántas veces le habéis dado vueltas a algo en vuestra cabeza para que al final no se dé el primer paso? Sentirse bloqueado ante lo desconocido es algo completamente normal. Y eso es un aspecto que muchas desarrolladoras de videojuegos no saben llevar a buen puerto desde el momento en que tienen que explicarnos de qué manera tenemos que hacernos a los mandos para entender sus obras.
La accesibilidad como clave del éxito
Resumir con éxito las mecánicas principales del juego y generar curiosidad al jugador para que este siga hacia adelante son algunas de las claves para llevar a cabo una buena introducción. Por este motivo, el comienzo o tutorial de cualquier videojuego es fundamental para crear el gancho del jugador y que se vea inmerso dentro de su universo.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el tutorial debe cumplir el rol de sumergir al jugador en el contexto en el que se va a centrar el resto de la aventura. Por suerte, Phoenix Wright: Ace Attorney sabe contarnos con culta grandeza conceptista el emocionante momento de subirnos al estrado, con protestas proferidas con vigor y esfuerzo, durante los primeros compases del mismo.
Y es de envidiar que consiga el efecto deseado en escasos 30 minutos. Aun así, su premisa es sencilla: escuchar los testimonios de los testigos, interrogarlos y sacar a la luz cualquier tipo de contradicción. Con estos sencillos pasos, no solo vamos desgranando poco a poco el caso hasta conocer la verdad, sino que también aumentamos nuestra confianza como abogados de primera. Pues de la misma manera que Phoenix, nosotros también acabamos de salir del horno y debemos conocer de qué trata este particular ejercicio de abogacía.
Un caso inesperado
A raíz de esto último, contamos con la ayuda de nuestra jefa y mentora, Mia Fey, que se encargará de guiarnos por el buen camino e intentar que sigamos su estela. Las contradicciones no van a resaltarse solas, y con el acta del juicio como única aliada, vamos a tener que aprender pronto a comparar datos y a presionar en testimonios clave para obtener más información con el fin último de conseguir un veredicto de no culpabilidad para nuestro cliente.
Dejando las mecánicas a un lado, en «El primer caso» también somos testigos de la tónica que va a seguir la franquicia con respecto a particulares personajes y situaciones disparatadas. Porque si hay un adjetivo con el que podríamos catalogar tanto al sospechoso y al asesino, como al móvil del crimen, ese es “absurdo”. No obstante, resolver el misterio y conocer de primera mano cómo acontecieron los hechos alimentará nuestra curiosidad, sin tener más remedio que llegar hasta el fondo del asunto para saciarla.
Lo más paradójico con respecto al caso reside en el hecho de que en un primer momento no se iba a contar con este primer capítulo introductorio. Eso es, Shu Takumi, creador de la saga que nos ocupa, tenía pensado dar el pistoletazo de salida con «El caso de las hermanas», obviando esta primera toma de contacto, o, mejor dicho, teniendo que reinterpretarla.
Contradiciendo, que es gerundio
«El primer caso», aunque sencillo y más bien escueto, representa a la perfección lo que nos vamos a encontrar en la famosa franquicia de Capcom. Peluquines voladores, acusados que prefieren morir y un juez ignorante de la propia ley nos dan la bienvenida a una serie de historias en las que, una vez metamos el pie, estaremos condenados a jugar hasta que consigamos demostrar la inocencia de todos nuestros clientes.