No es fácil ser un fan de la vieja escuela de los videojuegos. Algunos proyectos están en desarrollo en secreto durante muchos años antes de ser revelados gloriosamente en eventos como el ya extinto E3. Otros quedan abandonados por el camino, y solo sabemos de su existencia, así como de su aborto, mucho más tarde, como Legacy of Kain: Dead Sun, Silent Hills o Dino Crisis, y los hay muchos más de los que aún no hemos oído hablar.
En la misma línea, algunas licencias gozan de una inmensa popularidad, y su jugabilidad, o/y su final, parecen exigir una secuela, pero por el momento no han tenido derecho a ella, incluso después de largos años de espera. Las razones suelen ser confusas en el mejor de los casos, y es difícil precisar las razones exactas, aunque nada nos impide intentarlo.
¿Qué pasó con…?, de Adrián Granados, plantea un viaje a las catacumbas del mundo de los videojuegos para entender y comprender las historias que guardan sagas y títulos que hoy en día se encuentran abandonados. Un intento por desvelar qué fue lo que ocurrió con diversas franquicias para que cayeran en desgracia hasta el punto de desaparecer de la primera línea.
Juegos ocultos y olvidados
Erase una vez, así podría iniciarse cualquier historia, no obstante, que algo tenga inicio no quiere decir que perdure o que tenga éxito para que coman perdices y sean felices. A lo largo de la historia de los videojuegos han existido un buen número de proyectos, algunos alcanzan su objetivo y unos pocos se consagran, otros pasan a mejor vida en el olvido tras no concluirse.
Que un proyecto no vea la luz no significa que el concepto fracasase una vez expuesto a la crítica multitudinaria, en ocasiones, el problema es el exceso de ambición, la premura de su lanzamiento, la incapacidad de llevarlo a cabo por motivos financieros o por un desarrollo tortuoso lleno de conflictos y problemas.
Hoy día, en la era de la información, resulta difícil que los proyectos no salgan a la luz, lo que de ser una buena idea pueden tener la atención y publicidad necesaria para continuar, existen campañas de autofinanciación que, de haber existido, podían haber salvado algunos de estos proyectos, y el afán por hacer llegar hoy día nuevas ideas puede servir de aliciente para que alguno de estos pudiera haber visto la luz. En ocasiones, las polémicas sirven como un impulso para que un proyecto se consagre, pero no fue el caso, de modo que se abandonaron y nunca podremos disfrutar de ellos.
¿Qué pasó con…? nos muestra a través de sus páginas muchas franquicias que prometían convertirse en importantes sagas y que, por una u otra razón, acabaron pinchando por el camino y quedando en el olvido, dejando a los fans con ganas de haber visto su desenlace estando a los mandos. Siendo justos, muchos no son malos, ni mucho menos, desde The Getaway hasta Ape Escape. Si bien, en algunos casos, el problema de las ya mencionadas residía en la eterna comparación con pasadas iteraciones, lo que los condenaba a convertirse en juegos mediocres que fueron vilipendiados por sus seguidores sin ningún tipo de compasión.
¿Sobreexplotación de sagas, dices?
Vivimos en un momento en el que resulta cada vez más difícil imaginar un videojuego que no vaya enfocado desde su lanzamiento a generar una saga. De un tiempo a esta parte, la industria del videojuego vive una sequía de ideas originales y por ello se invierte sobre seguro, en secuelas, precuelas y ‘spin-offs’ de grandes videojuegos que puedan vender millones y millones de unidades. Pero esta fórmula tampoco es infalible y la toma de malas decisiones puede destruir completamente una franquicia.
Existen muchos motivos para que una continuación de una saga se pegue el batacazo con su última (o últimas) entregas. Algunas veces se tratan de malas decisiones de diseño, una continuación inapropiada amparada en el conservadurismo, o bien una pérdida de interés por parte del público.
Otras veces, el fracaso viene determinado por la avaricia, que mueve a las editoras a lanzar secuelas innecesarias de IPs que no dan para más o que aún no han reposado lo suficiente. Es en este caso cuando una irresponsabilidad en el proceso de producción es capaz de arruinar definitivamente a esas obras que los fans han llegado a amar.
Obras como Guitar Hero, la cual forma parte de este ensayo literario, y que a pesar de que fue considerada un impulso para la industria musical de manera similar a los videos musicales en la década de 1980, no es menos cierto que su buena acogida hizo que no tardase en llegar las primeras expansiones o títulos alternativos que ofrecieron experiencias más concretas dentro de un género o enfocadas en un grupo en particular.
También se lanzaron adaptaciones para plataformas portátiles, con el fin de asegurarse de no dejar ningún flanco descubierto, pero eso también supuso que el usuario medio no tuviera muchas razones de paso para gastarse el dinero en varias entregas en el transcurso de un mismo año. ¿Qué pasó con…? desvela que fue lo que ocurrió con la franquicia de marras, encontrando varias causas por las que la burbuja de los videojuegos musicales terminó por explotar, empezando por la propia saturación del género y la falta de novedades en las últimas iteraciones.
Al fin y al cabo, la idea del metal y el rock se difuminaba un poco más con cada entrega, y los jugadores que estuvieron desde el principio, cada vez encontraba menos alicientes para adquirir una nueva iteración.
Sagas que merecen una segunda oportunidad
La industria de los videojuegos está llena de franquicias icónicas que traspasaron las barreras del medio y se convirtieron en íconos de la cultura popular. Si los fanáticos tienen suerte, pueden disfrutar un nuevo lanzamiento de sus series favoritas con cierta regularidad.
Sin embargo, hay sagas de videojuegos que, por unas razones u otras, han quedado desterradas en el olvido. Y las echamos de menos. Por eso, pensamos que algunas de estas franquicias, que tantos buenos ratos nos han hecho pasar, deberían volver lo antes posible. ¿Qué pasó con…? nos permite echar un vistazo a sagas que guardamos muy cerca al corazón, pero que ni sus creadores se acuerdan de ellas (o no quieren acordarse de ellas)
Ahora, en tiempo de remakes, reinicios y nuevas versiones no debería ser una sorpresa que determinados videojuegos se amparen en esta máxima, buscando el encadenamiento con el pasado. Porque ¿qué es lo que hace original a un videojuego? ¿Qué es lo que la hace diferente, aunque parta de un modelo parecido o idéntico a otra propuesta videolúdica?
Esta reseña ha sido realizada gracias a un ejemplar físico facilitado por Héroes de Papel.