El cambio también es pérdida. Perdemos aquello a lo que estábamos habituados, perdemos la comodidad de lo conocido y el lugar que eso ocupaba en nuestros corazones, perdemos aquello que ya conocíamos y el control que eso nos permitía. La pérdida puede ser algo temporal, sin embargo, pese a que sabemos que no podemos volver hacia atrás, hay un sentimiento de nostalgia que nos dificulta poner nuestras miras en el presente para así afrontar los cambios. Entender que todo cambio lleva consigo una pérdida, significa que vamos a pasar por una serie de etapas que van desde la negación hasta la aceptación.
Pérdida y afrontamiento
El segundo episodio de Phoenix Wright: Ace Attorney, El caso de las hermanas, está relacionado con la pérdida. La sensación de querer arrancar el corazón cuando nos duele, acaba manifestándose desde el momento en el que somos testigos de la muerte sobre la vida. Nuestra mentora y abogada defensora de gran renombre, Mia Fey, es brutalmente asesinada. No sabemos mucho de cómo la mató, tampoco sabemos por qué, pero sí somos conscientes de cómo a Phoenix Wright le comienza a invadir ese sentimiento de estar vacío por dentro, pues no sabe qué puede hacer para cambiar esa sensación. En medio de la nada y desprovisto de la ayuda más elemental, nuestro abogado comienza así un éxodo hacia lo desconocido.
Como jugadores, es posible que no hayamos congeniado con la figura de Mia Fey; tampoco es que el juego lo pretendiese en apenas 20 minutos de aventura, pero sí podíamos hacernos una idea de que existía una historia entre ambos personajes. Una historia que tarda hasta tres juegos en coger forma y que aquí da el pistoletazo de salida. Porque Phoenix Wright es un abogado novato, sabe que aprender lleva su tiempo, mucho tiempo. Es un arte que requiere un aprendizaje continuo y que conlleva una responsabilidad y la toma de decisiones. Y ahora, más que nunca, es el momento de ser responsable.
Porque llevar las riendas de un pequeño bufete no es sencillo. Mia se había rodeado de buenos abogados con un objetivo claro, hasta que decidió tomar su propio camino y crear el Bufete Fey & Co. Sin embargo, Phoenix se ve huérfano tras su primer caso en la abogacía. Con esta situación, la desorientación es evidente en él. No obstante, nuestro protagonista no tiene tiempo para el duelo, ya que debe poner todos sus esfuerzos en salvar a Maya, la hermana de su jefa. Ahora ella supone lo único que le queda de Mia, y aunque apenas conociera su existencia, sabe que su cometido es salvaguardar el apellido Fey.
El peso de la responsabilidad
Y es este mismo apellido el que cobrará especial relevancia en la saga. Pues El caso de las hermanas introduce una historia que, como bien hemos dicho antes, se extenderá a lo largo de las tres primeras entregas de Ace Attorney, para culminar en el último episodio de Trials and Tribulations: Puente hacia el caso. Pero vayamos poco a poco. Por el momento sabemos que Misty, la madre de Mia y Maya, utilizó sus dotes de médium para intentar resolver un caso. Tras su fracaso, y en especial tras la filtración de esta colaboración con la el equipo de investigación, la matriarca de las Fey se vio obligada a desaparecer con el fin de procurar una vida tranquila a sus hijas. Con esto, ya podemos vislumbrar un posible motivo por el que Mia se interesó por la abogacía.
Y no es para menos teniendo en cuenta que todo el trabajo por limpiar el nombre de su madre resultó ser lo que acabó atrayendo a su asesino, Redd White. Siendo un hombre influyente, podríamos pensar que es prácticamente imposible condenarlo por sus crímenes, ya que no debemos olvidar a qué se dedica este personaje. White es director de una empresa que se encarga de recabar y manejar información delicada sobre todo tipo de peces gordos del país. Desde jueces y demás trabajadores de la ley hasta políticos, nadie se salva de estas artimañas ni de su consiguiente chantaje.
Ante este panorama, resulta difícil pensar en alguien que le pueda plantar cara. Pero aquí es donde entra en la ecuación Phoenix Wright. Porque a su ya reciente cometido de salvar a Maya, se suma su ignorancia y su escasa carrera profesional, cualidades que lo convierten en un blanco inalcanzable para Redd White. No importa cuán feas se puedan poner las cosas, porque los principios de nuestro protagonista lo obligan a proteger a los más débiles. Y quién hay más débil que aquellas personas que no pueden actuar por cuenta propia a causa de estar atadas de pies y manos en todos sus movimientos.
La libertad de decidir por nosotros mismos
Cambiando un poco de tema, toda esta información la encontramos gracias al mecanismo de investigación que aparece por primera vez en el caso que nos ocupa. Porque si en «El primer caso» conocimos cómo se las gastan en los tribunales, este nos enseña cómo recoger pruebas de primera mano para procurar el veredicto de no culpabilidad. Y es que basta con pegar un vistazo a los distintos escenarios y examinar lo que nos parezca sospechoso para añadir evidencias a nuestra Acta del juicio.
Además, a esta nueva forma de jugar, se suma un nuevo fiscal, dejando a un lado la vieja gloria de Payne. Quien recoge el testigo es nada más y nada menos que Miles Edgeworth, un fiscal prodigio que pondrá a Phoenix contra las cuerdas en repetidas ocasiones. Los métodos en ocasiones poco ortodoxos de este nuevo oponente ayudarán a nuestro protagonista a acabar de decidir qué tipo de abogado quiere ser y a definir su rol en relación a sus clientes.
En definitiva, El caso de las hermanas conforma la punta del iceberg. Se trata de un episodio en el que perdemos todo lo que teníamos y ganamos una responsabilidad que nos queda grande, pero que a la vez nos pone en movimiento, lo que supone empezar nuestra propia aventura por todo lo alto. Con una introducción breve aunque efectiva a la trayectoria de la familia Fey, nos presenta a nuevos personajes que irán ganando relevancia con el devenir de los casos. Y mientras tanto, Phoenix sabe qué tiene que hacer: seguir apuntando a la verdad.